martes, 10 de febrero de 2009

En Santo Domingo de la Calzada, cantó la gallina después de asada

Lo que os voy ha contar, para algunos, es todo un misterio; para mi es un milagro, uno de los tantos atribuidos a Santiago Apostol.


En el siglo XIV peregrina a Compostela Hugonell, un joven alemán de 18 años que va acompañado por sus padres. Hacen parada en la localidad riojana de Santo Domingo de la Calzada .En el mesón donde se hospedan trabaja una muchacha joven que se enamora de él y le requiere de amores, a lo que el muchacho se niega. Enfadada y con ansias de venganza guarda en el zurrón del joven una copa de plata y luego le acusa de robo.
El joven Hugonell y sus padres se disponen a partir para seguir el peregrinaje, cuando llega la justicia y comprueban la acusación registrando el zurrón del muchacho. Es encontrado culpable y condenado a la horca. Los padres no pueden hacer nada por él más que rezar a Santiago. Al acercarse al cuerpo ahorcado de su hijo para despedirse oyen cómo éste les habla desde la horca y les dice que está vivo por la gracia del Santo.
Felices y contentos van a comunicar la noticia al corregidor que justo en ese momento está cenando unas aves. El corregidor naturalmente se burla de lo que oye y lanza la frase conocida: «Vuestro hijo está tan vivo como este gallo y esta gallina que me disponía a comer antes de que me importunarais». Y en ese momento, las aves saltan del plato y se ponen a cantar y cacarear alegremente.
De ésta leyenda nació el dicho popular: "En Santo Domingo de la Calzada, cantó la gallina después de asada"