lunes, 4 de octubre de 2010

El avariento

En cierta ocasión vi como uno de vuestros compañeros pedía rotuladores para colorear su dibujo, le pedía los colores a los otros compañeros pero no utilizaba los suyos, eran tan bonitos y estaban tan nuevos que no quería gastarlos. Esa manera de actuar me trajo a la memoria la conocida fábula "El avariento". Os la voy a contar. Leerla, comentarla entre vosotros y a continuación escribir un comentario.

Un hombre muy avaro determinó vender cuanto poseía, convertirlo todo en oro y enterrarlo en un sitio oculto. Iba diariamente el tal avaro a visitar su tesoro, pero habiéndolo observado un vecino suyo, lo desenterró y se lo llevó. El desconsuelo del avariento no tuvo igual al ver que le habían robado, y comenzó a llorar y arrancarse los cabellos. Enterado otro hombre de la causa de su dolor le dijo:

¿De qué te servía un tesoro oculto? Coloca una piedra en su lugar, figúrate que es oro, y te servirá tanto como el tesoro verdadero del que nunca usabas.

¿De qué sirve poseer una cosa, si de ella no se disfruta?