Os voy a recordar una vieja fábula de Esopo, famoso escritor que vivió alrededor del 600 a.C.
Un joven pastor, que cuidaba un rebaño de ovejas cerca de una villa, alarmó a los habitantes tres o cuatro veces gritando
-¡El lobo, el lobo!
Pero cuando los vecinos llegaban a ayudarle, se reía viendo sus preocupaciones. Mas el lobo, un día de tantos, sí llegó de verdad. El joven pastor, ahora alarmado él mismo, gritaba lleno de terror:
- Por favor, vengan y ayúdenme; el lobo está matando a las ovejas.
Pero ya nadie puso atención a sus gritos, y mucho menos pensar en acudir a auxiliarlo. Y el lobo, viendo que no había razón para temer mal alguno, hirió y destrozó a su antojo todo el rebaño.
Al mentiroso nunca se le cree, aun cuando diga la verdad.
domingo, 29 de marzo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Es una bonita fábula con un buen mensaje. Si contamos muchas mentiras nos pasará lo que al pastor,que no nos van a creer cuando digamos la verdad.
El joven pastor decía a sus vecinos que venia el lobo al pueblo y como siempre mentía, ocurrió que un día fue verdad,que apareció el lobo y se comio todo el rebaño y las despedazó. Si contamos mentiras nunca nos creeran cuando decimos la verdad.
si contamos mentiras, como el pastor de la fábula, cuando digamos la verdad no nos va a creer nadie.
Eso pasa cunado se bromea con cosas serias, cuando ocurre de verdad te quedas solo y sin ayuda.
Publicar un comentario